Jesús lleva toda la vida haciendo picón. Un oficio que aprendió de su padre y que le mantiene ocupado todo el invierno. Cada año, puede producir alrededor de 500 sacos. Cada uno de estos sacos permite encender hasta catorce braseros.
El incremento descontrolado del precio de la energía ha provocado que, en muchos hogares de Extremadura, se vuelva a utilizar este método de calefacción tradicional, sostenible y barato a base de leña de encina. Así ha ocurrido en casa de Mari Martín, vecina de Serradilla. Ellos han quitado el brasero eléctrico para volver al picón.
Eso sí, es un método que también conlleva riesgos. El principal, que puede provocar incendios y posibles intoxicaciones por monóxido de carbono. Cada año mueren, en nuestro país, 125 personas por este motivo. El último susto, en Extremadura, fue anoche, cuando tres personas tenían que ser atendidas en San Vicente de Alcántara.
A la hora de comprar picón, es importante comprobar que viene limpio de piedras u otro tipo de materia orgánica. Además, y para sentirnos más seguros en casa, es importante disponer de aparatos como detectores de monóxido de carbono, que nos indicarán si la cantidad de este gas en el ambiente es peligrosa.
Atendidas 3 personas, por intoxicación de monóxido de carbono, en San Vicente de Alcántara