Los bulos, la desinformación o 'la máquina del fango' copan hoy la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa. El debate sobre la influencia en los medios de comunicación de los políticos o las grandes empresas, de la aparición de medios con dudosas intenciones o la existencia de fabricantes de mentiras centran este 3 de mayo en el que los profesionales reivindican su papel en la sociedad y exigen mayor respeto y consideración a su labor.
"Existen los bulos y la desinformación, pero hay una manera muy fácil de desactivarlos: no difamando ni calumniando". Así de sencillo lo explica Máximo Durán, presidente de la Asociación de la Prensa de Mérida. Este veterano periodista tiene claro que el prestigio de la profesión pasa por el reconocimiento a los profesionales. "No se puede acreditar a personas" en el Congreso de los Diputados, por ejemplo, "que no tenga formación académica periodística. Somos una profesión de importancia social y, en cambio, no es obligatoria una titulación". Si esta fuera exigida "conllevaría una autorregulación a través de los colegios profesionales", un organismo que ahora solo existe en Cataluña.
Periodistas, profesión de riesgo
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el número de periodistas muertos en 2023 en territorios en guerra es "casi dos veces superior al de los últimos tres años" y la gran amenaza de esta persecución es que se generen "zonas de silencio". Por su parte, la Federación Internacional de Periodistas (FIP) cifra en 94 los reporteros muertos durante el ejercicio de su profesión este año. Pone el foco especialmente en la situación que se vive en Gaza, que "ha sido más mortífera que cualquier otro conflicto desde que la FIP comenzó a registrar las muertes de periodistas en acto de servicio en 1990". Batió el récord de periodistas encarcelados: 393. Una cifra que Reporteros Sin Fronteras eleva a 521.
"Lo principal es que los periodistas se enfrenta aun represión medieval y antigua, como es el cierre de medios de comunicación, pero por otro lado vive la represión enmarcada en la nueva tecnología como la IA o los bulos", nos cuenta Esteban Beltrán, presidente de Amnistía Internacional. Tiene claro que los bulos "deben atajarse de manera inteligente y no restringiendo el acceso a la información".