12 Febrero 2024, 11:22
Actualizado 12 Febrero 2024, 11:22

El fenómeno 'Sephora kids' se produce entre menores, algunos incluso de 12 años, que consumen productos para la piel no aptos para ellos. Productos que su piel no tolera. Niñas y niños, cada vez más pequeños, que acuden a las tiendas movidas por lo que ven en publicaciones de TikTok o Instagram. 

La farmacéutica y especialista en cuidado de la piel y cabello, Elena Rodero, ha expresado su preocupación por este fenómeno. Afirma que "una piel que no está madura, como una piel de un adolescente, 10, 12 años o preadolescente, es una piel que no tiene la barrera cutánea todavía lo suficientemente fuerte como para que pueda aceptar este tipo de activos".

La experta destaca las consecuencias físicas de este uso inadecuado, que van desde quemaduras hasta eczemas, y advierte sobre los daños psicológicos subyacentes cuando los preadolescentes buscan verse mejor a través de rutinas de belleza influenciadas por influencers. En este sentido, pone en foco la influencia negativa que pueden llegar a tener en la percepción que los menores tienen de estos productos, y cómo los cosméticos virales suelen ser especialmente irritantes, inclusive para pieles adultas.

Elena Rodero enfatiza en la necesidad básica de la protección solar continua en estos menores. Además, pone en relieve la falta de preocupación de los padres por la presencia de múltiples productos cosméticos en los hábitos de sus hijos.

Ante la creciente tendencia de estos consumos y el riesgo a desarrollar alergias como la sensibilidad al níquel, la experta sugiere una mayor conciencia y educación por parte de los padres, además de buscar el asesoramiento de farmacéuticos y dermatólogos profesionales. En cuanto a la parte económica, la entrevistada remarca que los menores o sus padres realizan "una inversión económica muy importante" sin obtener beneficio alguno para la piel del menor. Además, considera peligroso el posible desarrollo de adicciones y obsesiones por la imagen corporal en estas edades tan tempranas y propone que las marcas asuman una mayor responsabilidad al respecto.

El peligro de las redes sociales

La influencer y profesional de la industria de maquillaje, Blanca Gallego, comparte contenido en Instagram, subraya la importancia de ser responsables antes de promocionar productos, especialmente en el ámbito del cuidado de la piel. La influencer mantiene que, cuando hace promoción de algún producto en sus redes, "siempre digo que esto lo ha recomendado previamente un profesional". Con respecto al maquillaje, señala que es más accesible para los jóvenes, pero también recomienda basarse en la asesoría profesional.

Blanca Gallego advierte, además, del aumento del interés de niñas y de niños cada vez más jóvenes en estos productos y señala un incremento en ventas tras la viralización de productos, poniendo de ejemplos casos como un 'lip gloss', lo cual 'traspasa fronteras' y está evidenciado por el impacto global de las tendencias de consumo en redes sociales. 

En cuanto a la política de su empresa, Gallego asegura que hay una orientación centrada en el cliente y en su edad, con un enfoque de asesoramiento personalizado, incluso ajustando las recomendaciones a las necesidades individuales de cuidado de la piel. 

Apunta, además, a un "triángulo de responsabilidades" en el que interactúan las marcas, los creadores de contenido y los padres. "Yo creo que el control tiene que estar en casa y, por supuesto, una compra no se efectúa si un menor no tiene acceso a dinero", ha indicado.

Tratamientos de estética y menores

Otro de los puntos en los que se demuestra este interés creciente de los menores por los tratamientos estéticos es en la demanda que hacen en clínicas estéticas. Estos centros ven que el interés del público joven es, cada vez, más creciente por servicios como las uñas de gel y las manicuras semipermanentes.

Carmen Roncero, esteticista con más de dos décadas de experiencia en el campo, confirma esta tendencia: "Desde la pandemia hacia acá, noto el incremento cada vez más de niñas jóvenes", señala. Esta práctica, que antes se limitaba a ocasiones especiales como las comuniones, ahora se extiende a regalos de cumpleaños o recompensas familiares.

Roncero destaca la necesidad de acompañamiento adulto en estos servicios, ya que por protocolo no atienden a menores sin la presencia de un responsable: "Menores de edad tienen que estar acompañadas de un adulto, suelen venir con sus madres, normalmente". 

El coste de estos tratamientos en jóvenes proviene, principalmente, de las familias, bajo conceptos de regalos o recompensas por logros académicos. No obstante, también se ha apreciado un incremento en jóvenes que ahorran su dinero para poder costearse el servicio por sí mismas.

La esteticista apunta a la influencia social como un factor determinante en esta tendencia: "La sociedad nos tiene involucrado, que el tema de los niños es mucho de estética y tienen que estar cada vez más bellas, más guapas, más por encima de su estatus de edad". Ante esta situación, Roncero considera fundamental que los servicios se realicen con sensatez y siempre bajo la tutela de profesionales.