La caída de las temperaturas es beneficiosa para los pantanos extremeños pues se reduce la capacidad de evaporación del agua. Extremadura tiene actualmente almacenada casi 5.900 hectómetros cúbicos, lo que corresponde al 40% de su capacidad total.
Por provincias, la cacereña es la que tiene más agua reservada, y roza el 59%, 20 puntos más que hace un año. Peor es la situación en Badajoz, ya que sus presas albergan el 24% del total, tan solo un 1% más que en estas mismas fechas de 2022.
Embalse de Montijo
Es uno de los embalses que más agua tiene almacenada a día de hoy, y está por encima del 96% de su capacidad. Pero se trata, sin embargo, de uno de los embalses más pequeños de la cuenca con poco más de 11 hectómetros cúbicos de capacidad total y que además siempre se mantiene en verano en niveles máximos de llenado para abastecer al regadío de los Canales de Lobón y Montijo, que parten de esta misma presa.
Por lo tanto, a pesar de estar casi al completo, el agua que acumula actualmente, 10,8 hectómetros cúbicos, dista mucho de la que almacenan los grandes embalses, como el de la Serena, el mayor de la cuenca del Guadiana, que al 13% de su capacidad cuenta hoy día con una reserva de agua cercana a los 440 hectómetros cúbicos, 40 veces más que la acumulada en Montijo.
Embalses extremeños: recurso turístico
Precisamente los embalses pueden ser un recurso importante para el desarrollo de los pueblos en los que se sitúan y por eso estos municipios buscan sacarle más partido. Desde la Asociación de Municipios con Embalses de Cáceres, su presidente, Luis Fernando García, considera que hay que "hacer aprovechamientos turísticos de los embalses, es decir, que los embalses no sirvan solo como almacén de agua para regadío o para producir energía eléctrica, sino que puedan generar economía y empleo en municipios pequeñitos".
Para ello desde la asociación, que agrupa a 58 localidades, están trabajando junto a la Federación Nacional, bajo la que se encuentran unos 600 municipios de todo el país, con el fin de conseguir Fondos Europeos. Reclaman además que los beneficios de la explotación de los embalses y centrales hidroeléctricas reviertan en mayor medida en los pueblos.