El archivo general de Extremadura es la cabecera del sistema archivístico de la región. Definirá los procedimientos compartidos de gestión documental. Había muchas ganas para su puesta en marcha, desde que en 2015 el edificio fue recepcionado, pero con deficiencias que ha habido que solventar.
"Nos enfrentamos a un reto enorme que es dejar de lado el papel y pasar a esa digitalización tan ansiada, lo que nos permitirá que esté más al alcance de todo el mundo", comentaba la consejera de Cultura, Nuria Flores.
El archivo tiene dos edificios, unidos por un gran patio, uno administrativo y otro que contendrá los archivos y trabajos de documentación. Éste último tiene seis plantas, de las que cuatro se destinan a depósitos y las otras dos para consulta y para recepción y tratamiento de los documentos, con salas de informática o restauración, entre otras.
"Todo lo relacionado con el estatuto de autonomía, la preautonomía, todo ese tipo de documentación que ahora está en el Archivo Central y también los documentos administrativos de las consejerías que parece que no tienen importancia pero que, con el tiempo, se convertirán en históricos, y nos dirán, por ejemplo, cómo se gestionaban las subvenciones, entre otros aspectos", nos explica la directora del Archivo General de Extremadura, Laura Moreno.
El trabajo comienza con la documentación administrativa desde que se inició la autonomía, hace 40 años. Ahora son diez los trabajadores incorporados al Archivo, pero serán catorce los que se dediquen a conservar nuestro patrimonio documental e histórico.