21 Enero 2021, 14:37
Actualizado 21 Enero 2021, 16:37

Desde el inicio de la escritura en Grecia o la organización de la sociedades en Roma nos llega la discriminación a la mujer y los intentos del hombre por controlarla como ser humano. 

«Mas siéntate en silencio y acata mi palabra, no sea que ni todos los dioses del Olimpo puedan socorrerte cuando yo me acerque y te ponga encima mis inaferrables manos» (Homero, Ilíada, I, vv. 565-567). 

La Ilíada de Homero puede ser el primer ejemplo de maltratos físicos documentados literariamente

Estos versos de la Iliada de Homero, de la que bebe la cultura clásica, podrían ser el primer ejemplo de maltratos físicos documentados. Violencia de género ejercida de Zeus a Hera en un episodio mítico y pedagógico para regular las relaciones entre hombres y mujeres ya en la sociedad griega del siglo 8 a.C. Hasta tal punto que la violencia sexual estaba aceptada y era admirada. Era un honor que un Dios violara a una mortal para engendran a un héroe. 

Los mitos dibujan a la mujer como manipuladora y sibilina

Nos dicen los expertos y las expertas que conocemos como era la mujer en la antigua Grecia a través de los escritos que reflejaban los mitos y las guerras de la época. La mujer era concebida como una amenaza sobre el varón, sibilina, engañosa y manipuladora. Así lo demuestran los mitos de Pandora o historias como la de Helena de Troya que desafió las leyes griegas que establecían el derecho a matar a una mujer por abandonar a su marido. Era el castigo ejemplar para todas las mujeres casadas y una violencia de género aceptada socialmente.

Otros ejemplos de cómo se trataba a las mujeres en Grecia lo vemos en Las Troyanas, una obra de Eurípides donde describió a las mujeres de Troya como atemorizadas después de la batalla, esperando para ser sorteadas o elegidas por los guerreros ganadores según su edad, su belleza o su linaje. Se las sorteaban como mercancía. La vida de las mujeres no tenia valor en Grecia más que el de ser madre u esposa. Por eso Hécuba, después de la guerra y siendo viuda, anciana y sin hijos varones, fue esclavizada como sirvienta.

En Roma la mujer no podía votar, ni ejercer cargo público 

En Roma la mujer era también considerada inferior al hombre, nacía libre pero no ciudadana y no podía votar ni ocupar cargos públicos. De la mujer romana se esperaba que se casara y tuviera descendencia, cuidara de la casa y educara a los hijos. Era la llamada Matrona Romana, ¿les suena? Son las bases de la cultura de la que venimos, que siglos después aún parece estar de actualidad.

La propia fundación de Roma se basa en un mito con raíces machistas: El Rapto de las Sabinas

La fundación de Roma, por ejemplo, se traduce en un nuevo episodio de violencia machista. El conocido como El Rapto de las Sabinas, el momento en que los primeros romanos se dieron cuenta de que apenas había mujeres que les dieran hijos. La solución, ir al pueblo de al lado y raptar a sus mujeres.

En la Antigua Roma se promovió el comercio sexual 

Muchas mujeres romanas eran tratadas como mera mercancía; por ejemplo, las prostitutas. ¿Sabían que los romanos promovieron el comercio sexual? Se llegaron a registrar 32.000 prostitutas oficiales. Para ellos, era un negocio fundamental para preservar el orden que habían establecido en el que se evitaba que las mujeres no fueran adúlteras o violadas. Y lo hacían aprovechándose de mujeres sin medios para ganarse la vida o esclavas obligadas a prostituirse.

Las mujeres romanas eran tratadas según su estatus 

Encontramos muchos paralelismos con la historia de siglos antes de Cristo y la actualidad. Violencia de género, machismo, misoginia, trata de personas, la relegación de la mujer a la casa. Existen muchas similitudes entre las mujeres romanas y las actuales como nos ha contado la directora del Museo Nacional de Arte Romano, Trinidad Nogales

Nogales nos ha explicado que las mujeres en la Antigua Roma tenían unos determinados derechos según el estatus con el que contaban. Habían mujeres libres, que estaban más amparadas por las leyes, pero también había mujeres esclavas, como las prostitutas, que carecían de derechos.