La batalla fiscal entre el Gobierno y el Partido Popular, sobre la respuesta a la inflación, se ha convertido en un triángulo. Y, todo, después de que el presidente socialista, el valenciano, Ximo Puig, abriese ayer el melón de una bajada de impuestos para quienes ganen menos de 60 mil euros al año.
Andalucía, gobernada por el PP, fue la primera comunidad que anunció este inicio de curso una rebaja impositiva, con el impuesto de patrimonio, y también en los primeros tres tramos del IRPF. Unas medidas siguiendo la estela de la Comunidad de Madrid, donde desde el inicio de este año se aplica una bajada de impuestos.
Castilla la Mancha, Navarra, Aragón y Canarias, todas gobernadas por dirigentes socialistas, apuestan por bajar el IRPF. Mientras, en Galicia, gobernada por el PP, también ha bajado impuestos en la declaración de la renta. Y, el País Vasco ha anunciado una rebaja de tributos.
Por su parte, Cataluña no bajará impuestos. Algo que apoyan otros expertos, ya que entienden que los más vulnerables no llegan ni al primer tramo de la renta.
Aquí, en Extremadura, en plena negociación de los presupuestos de 2023, el PP ha propuesto un paquete de medidas fiscales. Entre ellas, la reducción de los dos primeros tramos del IRPF. La Junta no se cierra, por primera vez, a estudiar esa rebaja, a pesar de poder aprobar las cuentas sin problema, avalada por la mayoría absoluta.