8 Mayo 2020, 17:33
Actualizado 14 Enero 2021, 03:49
La entrada de España en la antigua Comunidad Económica Europea hace 35 años, supuso una transformación radical para el campo extremeño, que dejó atrás el arado y se subió a las cosechadoras. Por un lado, sirvió para modernizar las estructuras productivas gracias a las ayudas de la PAC, la política que más recursos recibe del presupuesto comunitario. Y, por otro, para aumentar los rendimientos, la calidad, y colocar algunas de nuestras producciones en el top europeo. Un tiempo del que hacen un balance muy positivo organizaciones agrarias, regantes y cooperativas. Un salto que impulsaron muchos de ellos
 
 
La crisis del COVID 19 ha demostrado que son imprescindibles
 
En eso coinciden todos. Juan Metidieri, presidente de Apag Extremadura Asaja; Ignacio Huertas, secretario regional de UPA-UCE y Angel Pacheco, presidente de Cooperativas Agroalimentarias de Extremadura: "sin agricultores y ganaderos no hay comida en las mesas; tampoco futuro". Por eso ahora le toca a las autoridades comunitarias decidir qué modelo quieren para el campo europeo.
 
 
Bruselas debe elegir: apoyar a los de dentro o depender de terceros
 
Hay dos opciones: ayudarles a producir alimentos sanos, de calidad y ser autosuficientes, y para eso hace falta mantener las ayudas de la PAC, o depender de países terceros, cuyas garantías sanitarias y de suministro son muy cuestionadas. Y para prueba, recuerda José Mª Ramos, presidente de una cooperativa tabaquera de Talayuela "tenemos la reciente experiencia de la importanción de mascarillas o respiradores". Y es que "con las cosas de comer no se juega", como dicen los mayores.
 
 
TEXTO: Karmele Pellitero