La violencia económica es un tipo de violencia que viene aparejada a la violencia de género en muchas ocasiones. Es sutil e invisible, hasta el punto que no se encuentra recogida en ninguna ley en España. Sí lo está en el Convenio de Estambul, dentro de la violencia que se ejerce sobre las mujeres.
El Tribunal Supremo sí reconoció este tipo de violencia en una condena a un hombre por no pagar la pensión alimenticia a sus hijos por un importe de más de 34.000 euros. Además de un delito de alzamiento de bienes para no hacer frente a la manutención de sus hijos, con el perjuicio para la madre, que conlleva un mayor esfuerzo para abastecer las necesidades de los hijos.
Miles de mujeres aseguran haber sufrido violencia económica en nuestro país
Quédense con este dato: casi un 12% de las mujeres mayores de 16 años ha sufrido en algún momento de su vida violencia económica. Es una de las conclusiones de la última Macroencuestra de la violencia contra la mujer. Estamos, por tanto, ante un problema que afecta a miles de mujeres en nuestro país.
El Programa Ecovio detecta este tipo de abuso económico para erradicarlo
La violencia de género económica, como la define el programa europeo Ecovio, que trata de detectar este tipo de violencia para atajarla, es el abuso de control a la mujer para acceder a los recursos económicos, limitando su capacidad de mantenerse ella misma y a sus hijos, condicionando su estilo de vida generando una dependencia financiera hacia el abusador y reduciendo sus posibilidades de escapar del ciclo de abuso.
El control económico se encuentra camuflado en la vida cotidiana
Este programa europeo cuenta como una de sus coordinadoras con la Universidad de Extremadura. Ecovio nos ha dado las claves para detectar este tipo de violencia y la ubica en tres contenedores. El primero, el del control económico, lo encontramos en actitudes como estar obligadas a pedir dinero a la pareja. Se exige los recibos de los gastos, ocultando información económica o toma de decisiones financieras que afectan a la familia en soledad. Incluso, después del divorcio o la separación, se puede seguir ejerciendo este control económico cuando se retrasa la mensualidad de la manutención de los hijos, si los tiene la madre en custodia, obligando a pedir el dinero y a la dependencia de su maltratador.
La violencia económica implica una explotación y un sabotaje laboral
El segundo gran contenedor sería el de explotación económica. Consiste en reducir los recursos existentes y generar deuda a la mujer: Lo vemos cuando se gasta el dinero del alquiler o de los recibos de gas y luz que están a su nombre en otras cosas, acumula deuda a su nombre usando tu tarjeta de crédito.. Después del divorcio este tipo de violencia se ejerce cuando, por ejemplo, se deja de pagar la hipoteca a nombre de los dos.
Y el tercero, sabotaje laboral. Evitar el acceso al mercado laboral con actitudes o reproches. Por ejemplo, exigiéndole que deje el trabajo o impidiéndole ir a trabajar dañando el vehículo o escondiendo las llaves. Después de la separación se producen situaciones catalogadas como violencia económica, como no acudiendo a los periodos establecidos de custodia cuando la madre debe ir a trabajar.
El programa Ecovio está en su recta final
Este análisis forma parte de las conclusiones de todo el proyecto Ecovio que nos ha precisado su coordinadora en la UEX. Inmaculada Domínguez ha incidido en que el programa estudia la violencia económica para ponerle solución. El proyecto se encuentra en su última fase y se materializará con una serie de actividades y ponencias para exponer los resultados definitivos del mismo, según nos cuenta Domínguez.