Si se cumplen las previsiones más optimistas, el ganado no tendrá que volver a rumiar pienso hasta agosto o septiembre. Las últimas lluvias han llenado los acuíferos, pero también han cubierto el campo de sabrosa y nutritiva hierba.
Aportar suplementos externos a su alimentación puede suponerle al ganadero un coste medio de algo más de tres euros por animal y día. En un año malo, un ganadero puede destinar a la compra de pienso y forrajes entre el 60 y el 70% de los recursos con que cuenta su explotación.
Y en un año en el que los insumos, nos dicen, han estado por las nubes, la lluvia puede ayudar también a consolidar los cultivos de primavera y ayudar a que el precio de la fibra también se abarate.