No están considerados como prioritarios, pero consideran que su riesgo de exposición y transmisión está al nivel de sus colegas de enseñanzas obligatorias. Así, por ejemplo, en los conservatorios de música hay clases en las que, denuncia el profesorado, los aerosoles son inevitables.
Eva María Morales es profesora en uno de esos centros y recuerda que "tenemos instrumentos de viento que para que nuestros alumnos toquen no pueden tener la mascarilla puesta. Nosotros estamos durante 45 minutos en clases individuales con un alumno sin mascarilla", remarca Morales.
En la Universidad, la directriz también es que las clases sean presenciales, como en primaria o secundaria. Mª Carmen Ledesma es docente en la UEX y pide que se les incluya, también, en la estrategia de vacunación "porque tenemos el mismo contacto con alumnos en las prácticas que pueden tener ellos. Y tú imagínate en mis clases teóricas con 60 alumnos".
Y la misma reclamación la encontramos en otras enseñanzas de régimen especial y de adultos, tal y como denuncia Eva González, secretaria del sector de enseñanza de UGT. "Hay un malestar generalizado en este colectivo de docentes, tanto escuelas de adultos, artes y oficios y escuelas oficiales de idiomas, porque ellos están delante de alumnos, son docentes".
Y en el caso de las autoescuelas, con un alumno cada 45 minutos en el espacio reducido de un coche, también han reclamado al Ministerio que se les vacune, pero según ha reconocido el presidente de la asociación regional de autoescuelas, Pedro Paredes, "de momento la repuesta es 'nada'. Seguimos esperando a Janssen o AstraZeneca o la que nos toque".
Una decisión final que depende de la Comisión de Salud Pública.
