Décadas de investigación sobre los documentos que existen del maestro Francisco de Zurbarán se plasman ahora 'Zurbarán en los archivos extremeños', el nuevo libro de Luis Garraín. Con detalles desconocidos hasta ahora de su familia, amistades y sus estancias en su pueblo natal Fuente de Cantos y Llerena.
"A pesar de tener su taller en Sevilla, él nunca dejó de tener contacto con Extremadura. De hecho, sus obras están repartidas entre Llerena, Bienvenida, Zafra, Guadalupe o Azuaga", nos cuenta el también cronista de Llerena. Y en los documentos ha quedado guardado, por ejemplo, que su primer encargo en Llerena fue el diseño de la fuente de la plaza de España. Le seguirían contratos para ejecutar retablos o pinturas como la de la Virgen de las Nubes.
"A pesar de tener su taller en Sevilla, Zurbarán nunca dejó de tener contacto con Extremadura"
Hasta ahora no se había confirmado que su madre era de Monesterio o que su primera mujer, la llerenense María Páez, no era de clase social baja como se pensaba por error hasta ahora, sino que era de una familia acomodada de judeoconversos, como lo eran muchas de las amistades del pintor; y quizás por eso, la anécdota que recoge el libro sobre la compra de un cerdo que hace Zurbarán ante notario. En todos los archivos de Llerena es el único documento que recoge la compra de un cerdo y de 24 arrobas, para su matanza. "El por qué documenta eso Zurbarán tiene una explicación: en Llerena residía uno de los 13 tribunales de la Inquisición que había en España: ¿era para demostrar que no tenía sangre judía?, se pregunta Garraín.
En los archivos se escondía también que su primer maestro en Sevilla, el poco conocido Pedro Díaz de Villanueva, era también extremeño, hijo de un mercader de Badajoz, la misma profesión que el padre de Zurbarán. Y en parte lo era también el propio pintor como se ve en el libro con muestras de sus negocios de compraventa. Un extremeño universal al que ahora se conoce mejor.
Comer mirando trece zurbaranes