Horas después, todavía empachado por el éxito en Sevilla, Miguel Ángel Perera define su salida a hombros por la Puerta del Príncipe de la Maestranza como "una apoteosis y una sensación indescriptible, porque nunca antes había tenido esa oportunidad, ese privilegio, y lo saboreé mucho".
El torero extremeño abrió la puerta grande del coso sevillano en la cuarta corrida de abono de la Feria de Abril. Lo hizo por primera vez en su carrera, y fue "un sueño hecho realidad", describe Perera, en "una tarde maravillosa, muy bonita, muy sentida y en la que me pude encontrar muy a gusto y por fin cruzar esa ansiada y soñada Puerta del Príncipe".
A los 20 años de alternativa
Este triunfo le llega en plena madurez como matador, cuando se cumplen los 20 años de su alternativa. Asegura Perera que "no hay que desistir" porque siempre ha llevado como lemas en su carrera "la perseverancia, la constancia, el tesón, la confianza".
"El segundo fue un toro de una calidad excelsa"
"No fue fácil el primero, sí que el segundo fue un toro de una calidad excelsa y lo pude disfrutar mucho", tanto como que cuenta Perera que "fue muy bonito ver como un toro bravo se arrancaba a 20 o 25 metros a la muleta con el galope y con esa transmisión, y luego llegaba a la muleta y lo hacía con ritmo y con temple".
"Un balón de oxígeno, de moral y de ilusión"
Fue ese toro, Oneroso, el cuarto de la tarde, el que le regaló sus dos orejas con una buena faena que sumada a una oreja del primero le elevaron a hombros para cruzar del Puerta del Príncipe, un al inicio de la temporada que Perera recibe como "un balón de oxígeno y de moral y de ilusión tremendo".