Es un 15 de mayo, día de San Isidro, atípico. En condiciones normales muchos vecinos estarían celebrando esta festividad en el campo, en sus tradicionales romerías, pero de nuevo la pandemia ha marcado esta fiesta y las praderas están vacías porque en la región están prohibidas las aglomeraciones.
En dos localidades extremeñas, en Fuente de Cantos (Badajoz) y en Valencia de Alcántara (Cáceres), San Isidro es fiesta de interés turístico regional y la imagen de este año contrasta con las de las celebraciones masivas de otras jornadas.
En el municipio de Fuente de Cantos, la pradera está sin sus numerosas casetas y sin los romeros con sus trajes de flamencas y de corto dando colorido a la fiesta. Tampoco se ha podido celebrar la tradicional misa en honor al Santo en la ermita de San Isidro. La eucaristía se ha trasladado a una de las plazas de la localidad, al aire libre, con un aforo reducido de 175 personas.
"Da pena no celebrar esta fiesta como tradicionalmente se ha hecho"
Sus vecinos reconocen que "da pena no celebrar esta fiesta como tradicionalmente se ha hecho", pero, "se alegran -dicen- de ver a San Isidro aunque sea de manera diferente". Para no perder el carácter festivo de su día grande, respetando las medidas de seguridad, han engalanado las calles y las tiendas con adornos típicos y balconeras del Santo.
En la localidad de Valencia de Alcántara, sus habitantes tampoco se han desplazado al campo para festejar el patrón de los agricultores en sus llamativas carrozas con escenas costumbristas. No han desfilado por las calles del municipio, ni los caballos, pero los romeros sí han lucido el típico pañuelo rojo y el traje de labrador y de labradora.
"Esperamos que pronto se pueda celebrar bien la fiesta"
La misa tradicional extremeña ha tenido lugar en la Iglesia de la Encarnación, con todas las medidas de seguridad, en vez de en la Plaza de España donde se ha celebrado desde la década de los 80. "El pequeño de la familia ha realizado una ofrenda a nuestro santo, somos ganaderos y para seguir la tradición", cuenta un orgulloso padre con su hijo en brazos a la salida de la celebración religiosa.
En ambas poblaciones se repite un mismo deseo y todos esperan "que pronto se pueda celebrar bien la fiesta".