Este domingo, 5 de noviembre, se celebra el Día Internacional de las Personas Cuidadoras. Una efeméride que se celebró por primera vez el 5 de noviembre de 2014, fecha en la que la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) lo declaró como tal.
Personas que deciden entregar su vida a familiares enfermos, personas mayores. Una entrega difícil y sin límites, porque llegan a olvidar su propia salud.
Hace ocho años que Yolanda decidió abrir una empresa de ayuda a domicilio. Lo hizo en Aldeacentenera, en un entorno rural, donde más incidencia de personas mayores y dependientes hay. "Estamos en el ámbito rural porque tenemos demanda, hay mucha gente mayor y creemos que son una pieza muy importante de nuestra sociedad", cuenta.
Para Adelaida ha sido una situación sobrevenida. Hace dos años y medio a su hija le diagnosticaron síndrome de espectro autista. Desde entonces se dedica, ella sola, 24 horas, 7 días a la semana a ejercer de madre y de cuidadora. "La ansiedad a veces puede conmigo, la ansiedad, el estrés, la frustración... de ver a la niña... porque cuidar a una persona dependiente no es quitar un pañal, bañarla... es también soportar la agresividad, la frustración de esa persona", afirma.
Personas que renuncian a buena parte de su vida personal en favor de los demás. Una entrega que hace que, a veces, atraviesen crisis psicológicas, como el síndrome del cuidador quemado, que produce agotamiento físico y mental. La psicóloga Mari Ángeles Cuevas afirma que "las personas vienen muy culpables, muy frustradas, porque han dejado su vida aparcadas por este cuidado y culpables por verbalizarlo". Y una forma de mitigar sus efectos es el autocuidado. Aunque resulte difícil.