Una solitaria orejita para José María Manzanares ha sido el rácano balance artístico de una triste y decepcionante tarde de toros celebrada este sábado en Mérida, en el que tanto Julián López "El Juli" como Pablo Aguado se han marchado de vacío.
En la que era una corrida muy esperada, la primera en la que intervenían quienes se consideran máximas figuras del toreo, sin embargo, no quedará para el recuerdo.
Lo que no puede ser es que, con la que está cayendo para esta fiesta que peligra, que es cuestionada por quienes buscan fines espurios, los que tienen que dar un paso adelante en su defensa vayan a lo cómodo, se busquen una corrida de muy justa presencia en una plaza que es de segunda, y más justa de raza e importancia.
Duele contar esto pero es la realidad de lo acontecido en el centenario coso emeritense, casi lleno, con la limitación del cincuenta por ciento, de un público bondadoso pero desencantado al final.
Chico pero reunido fue el toro que abrió el festejo, que tuvo alegría de salida, tanto que llegó a desarmar al Juli. Metía bien la cara pero pronto se vio que andaba muy justo de todo, sobre todo de fuerzas. Así, los muletazos tenían que ser por arriba, por donde no dice nada el toreo.
El cuarto tuvo mucha bondad y El Juli parecía que andaba en un tentadero a modo. Poco toro y, en consecuencia, ninguna emoción. Además estuvo muy mal el madrileño con los aceros: un bajonazo y cuatro descabellos dieron fin con el de Algarra.
También justo de presencia fue el segundo, primero de José María Manzanares, que blandeó en el ampuloso capote del alicantino. Pases de tanteo en el comienzo de faena y poco ajuste a lo largo de una labor de series cortas, de mucha pose y muy poca emoción, que, tras una estocada baja, permitió al torero pasear la única oreja de la tarde. El quinto fue un inválido ya con la corrida cuesta abajo.
Pablo Aguado era el gran esperado. Dejó que picaran a su primero de forma excesiva y pasó lo que tenía que pasar: llegó el animalito sin fuerzas a la muleta y sin empuje.Detalles del sevillano con el capote ante el sexto, al que hizo una faena siempre perdiendo pasos y a media altura ante un animal que se quedaba corto y que abrochó una tarde de desilusión total.
Ficha del festejo
Seis toros de Luis Algarra, terciados, de poca presencia y ayunos de casta. De muy poca raza el primero; noble pero de poca transmisión el segundo; de cansina embestida el tercero; noble, muy bondadoso pero de muy poca transmisión, el cuarto; inválido el quinto; insulso el sexto.
Julián López "El Juli", de verde botella y oro: estocada y descabello (silencio); bajonazo y cuatro descabello (silencio).
José María Manzanares, de nazareno y oro: estocada baja (oreja); pinchazo y estocada (silencio).
Pablo Aguado, de azul marino y oro: casi entera (silencio); casi entera atravesada (leves palmas).
La plaza rozó el lleno con la limitación del cincuenta por ciento del aforo consecuencia de la pandemia.