El Puente Lusitania lleva ya 30 años sobre el Guadiana uniendo Mérida con la inconfundible firma del arquitecto valenciano Santiago Calatrava.
La infraestructura se ha consolidado como un moderno emblema de la capital autonómica y, tres décadas después, su inauguración se recuerda multitudinaria. Había expectación por atravesar sus casi 500 metros. A pie, por la pasarela central bajo el inmenso arco. O a motor, por los carriles asfaltados a ambos lados.
De hecho, necesitó cuatro años de obras y más de siete millones de euros de presupuesto. Imposible olvidar el asombro inicial a ojos de los cronistas de Mérida. José Luis Mosquera Müller ha relatado a Extremadura Noticias que “verlo emerger lentamente era espectacular. El arco a medio hacer y todo el vial era, asegura "como la quilla de un barco fantasma que emergía del Guadiana. Era algo realmente fastuoso y tenebroso.”
“Verlo emerger lentamente era espectacular. Porque el arco a medio hacer y todo el vial era como la quilla de un barco fantasma que emergía del Guadiana. Era algo realmente fastuoso y tenebroso.”
Su puesta en servicio supuso un alivio para el puente romano, desde entonces, peatonal.