En Mérida es fácil meterse en una máquina del tiempo. Lo facilitan sus impresionantes monumentos pero también sus asociaciones recreacionistas. Durante todo este fin de semana, en el Museo Abierto de la ciudad, la asociación Emerita Antiqua está resucitando la Augusta Emerita, concretamente la del siglo I.
Hay un thermopolium (un bar), un médico, varios artesanos, una ornatrix (modista, peluquera y maquilladora de mujeres de alta sociedad). Y también hay un lupanar (prostíbulo). Se puede charlar con todos los que trabajaban en esos oficios y preguntarles por todos los detalles, porque los recreacionistas no solo se saben sus vidas de cabo a rabo, sino que se meten tanto en el papel, que el viaje en el tiempo se hace en cuestión de milésimas de segundo.
Y se puede hacer mientras se toma un mulsum (el vino a base de miel y canela que bebían los romanos) . O también entrando en el castra, el acuartelamiento (siempre que se sepa el santo y seña, claro) , donde se puede departir tranquilamente con los soldados de la Legio V (una de las legiones a partir de las cuales se fundó la ciudad). E incluso con su escribano, que tomaba nota de todo lo que sucedía en el campamento.
Es Mérida. Y son formas de reflexionar sobre un pasado que nos explica. Pero también de celebrar que Emerita Lvdica estrena estos días su reciente nombramiento como Fiesta de Interés Turístico Regional. Los recreacionistas presumen del flamante título y siguen facilitándonos billetes para viajes al pasado hasta que el último fin de semana de mayo vuelva a celebrarse la fiesta oficial.