Termina el Carnaval Romano y lo ha hecho a lo grande: con el entierro y la quema de la sardina.
Tras el velatorio con dulces y licores en la plaza de España, los participantes se han desplazado al Teatro María Luisa. La sardina ha muerto, dicen, por un empacho de papelillos.
Después el amplio cortejo fúnebre ha recorrido las calles hasta el puente romano y la isla, donde ha sido incinerada.
Y han sido numerosas las escenas de hondo pesar por ella, y por el fin del carnaval.