La ciudad de Mérida se moderniza y lo hace renovando el tratamiento de las aguas residuales. Se ha inaugurado una biofactoría de microalgas en la que se tratará con mayor eficiencia estas aguas gracias a que se consumen cinco veces menos energía que en un sistema convencional. La función principal de esta planta de residuos es la de convertir el agua residual en agua utilizable y, con los restos de microalgas, crear productos de alta calidad.
La planta tiene dos líneas de tratamiento. Por un lado, con las microalgas se obtiene biomasa que posteriormente se puede convertir en productos de alta calidad. Pero también se puede extraer mediante unos humedales clarificadores, en los que no hay que preocuparse de los restos, porque con la capacidad de retención de solidos de estos humedales, durante 10 o 15 años no hay que hacer gestión del fango.
Uno de los puntos importantes de esta biofactoría es que se convierte en la más grande de Europa. Cuenta con tres reactores, dos de ellos con 5.000 metros cuadrados y otro con 10.000. Mérida se pone en lo más alto de la depuración de agua en Europa con esta biofactoria de microalgas, que está siendo gestionada por la empresa Aqualia y que entra dentro del proyecto SABANA.