Hace 25 años que medio país se tragó el bulo sobre un famoso cantante, una niña y un tarro de mermelada. No mucho tiempo después saltaron a la palestra los aerolitos, aquellos bloques de hielo geométricamente perfectos que caían de forma sorpresiva frente a las puertas de los ayuntamientos. Más recientemente tenemos aquellos que afirmaban que en las vacunas contra el Covid-19 nos implantaban microchips y ahora vuelve a resonar en las redes sociales la fumigación y el envenenamiento de la población civil por parte de los aviones. En fin, que la Ciencia Ficción ha hecho mucho daño.
En los últimos meses los meteorólogos y los comunicadores de la información meteorológica hemos sido el centro de la diana de insultos, amenazas, burlas y escarnio público por parte de un sector reducido de la población, acusándonos de ser cómplices de una trama de los gobiernos para evitar la lluvia y, de paso, gasificar a la gente a través de las estelas de condensación de los aviones, que han sido más evidentes y visibles en los últimos meses debido a la escasez de lluvia.
La situación ha llegado a tal punto que el diputado Pablo Cambronero ha preguntado al Gobierno en el Congreso que qué hay de cierto en ello y la Fiscalía ha recibido denuncias de varios ciudadanos, las cuales han sido rechazadas por falta de pruebas.
Llegados a este punto, nos hemos preguntado qué hay de verdad en este asunto y resulta que las estelas están compuestas por CO2 y por vapor de agua en su mayoría, siendo éste transformado directamente en cristales de hielo debido a las bajas temperaturas que hay a esas altura de la atmósfera. También se expulsa escoria, restos de metales como plomo y aluminio además de otros gases producidos por los acelerantes, pero en cantidades bajas. Según David Álvarez, ingeniero aeronaútico experto en combustibles, estos productos químicos representan el mismo peligro que los expulsados por el tráfico rodado. No mucho más.
En palabras del experto, las actuales líneas de investigación van encaminadas en reducir las emisiones de gases contaminantes, en busca de un biocombustible que no aporte a la atmósfera más carbono del que está hecho, además del hidrógeno verde. El avión eléctrico, por ahora, queda lejos.
Esta entrevista se emitió el pasado viernes, 26 de mayo de 2023 en "El Sol sale por el Oeste"
