Los Granjeros, Acetre y Albaluna hicieron disfrutar con sus ritmos musicales a un auditorio de 400 personas limitado por las medidas sanitarias. En la imagen: Un momento de la actuación del grupo extremeño Acetre.
La música de raíz portuguesa, canaria y extremeña mezclada con sones de distintas partes del mundo protagoniza la segunda noche del 25 aniversario del Festival Internacional Folk de Plasencia.
Los Granjeros, Acetre y Albaluna hicieron disfrutar con sus ritmos musicales a un auditorio de 400 personas limitado por las medidas sanitarias.
El folk es un género musical muy enriquecedor, ya que mantiene a salvo nuestro legado musical mientras descubre melodías populares transmitidas en cada rincón del mundo.
En ocasiones se entremezcla con distintas culturas, incluye melodías o conceptos más innovadores, que dan como resultado lo vivido anoche en el Festival de Música Folk de Plasencia, una fusión que demuestra el interés por la pervivencia de ritmos que todavía nos hacen vibrar.
La segunda noche de conciertos de Torre Lucía comenzó con 30 músicos sobre el escenario. Ellos eran los componentes del grupo canario Los Granjeros, una agrupación que cumple medio siglo en la música.
Además, era la primera vez que aterrizaban en el Folk Plasencia, por lo que ofrecieron una actuación compuesta por temas de la música tradicional canaria mezclada con sonidos latinoamericanos, una combinación que ha hecho posible su pasión y continuidad durante estas 5 décadas de esta agrupación, como mostraron anoche.
Su presencia escénica y sus voces acompasadas no dejaron indiferente al auditorio, que siguió muy atento y animado su actuación.
La noche siguió de aniversario en aniversario, ya que Acetre, fiel compañero y gran conocido de este evento, volvió a actuar con las mismas ganas con las que lo hizo en el estreno del Festival en el año 1996.
Para celebrarlo, uno de los principales referentes de la música folk extremeña presentó su último trabajo "A la casa de las locas", pero incluyó también varias de sus interpretaciones más conocidas con las que contaron con la complicidad del público de Torre Lucía, donde el conjunto se siente como en casa.
De hecho, expresaron la alegría que sentían de que esta cita estuviese de vuelta.
El final de la noche supuso el descubrimiento de otra forma de hacer música tradicional, la fusión multidisciplinar con la danza y la poesía de Albaluna. Influenciados por las culturas mediterráneas, ofrecieron un espectáculo muy singular.
Este conjunto del país vecino llevaba sin pisar España desde octubre de 2019, y el público curioso fue testigo de su doble estreno, el de ellos en el festival y el de su último trabajo preparado durante el confinamiento, Heptad.
Con esta variedad musical terminó la segunda noche del Folk Plasencia, cuyos asientos (400 por el límite de aforo) estuvieron ocupados durante casi toda la noche.
De nuevo, la velada transcurrió cumpliendo con todas las medidas de higiénico-sanitarias adoptadas para prevenir la propagación de la COVID-19, y garantizar así, además, la continuidad de la cultura segura.