Maryan Kovba es un chico ucraniano de diecisiete años que lleva una década viviendo en Plasencia junto a sus padres de acogida, Antonio y Margarita. Desde la distancia observa con preocupación todo lo que está sucediendo en su país.
“Estoy nervioso por la guerra pero además por lo preocupados que están mis padres. De momento están lejos, pero en un momento dado puede llegar a nuestra casa o incluso llevar a mi padre y a mis hermanos a servir al ejército allí”, confiesa con temor. Una preocupación que comparten Antonio y Margarita. Nos comenta Antonio, sobre Maryan, que "ha tenido que soportar cosas que no debería haber soportado y lo ha hecho con entereza".
Ahora, tanto Maryan como su familia placentina, esperan poder recibir a su hermano pequeño, a otra hermana suya y sus sobrinos que han conseguido huir del horror de la guerra. Se espera que aterricen en Madrid a las 15 horas de este jueves. Maryan confiesa que les recibirá con fuertes abrazos e intentará consolar su dolor, en la medida de lo posible. Su principal deseo es que su familia pueda tener la oportunidad de vivir sin miedo, como ha hecho él estos últimos años.
Una década de convivencia con su famila placentina que no fue fácil en un origen. Margarita recuerda como le costó adaptarse a su nuevo hogar por la incertidumbre que rodeó su salida del país y el no saber si volvería a su tierra. Según cuenta su madre de acogida, Maryan llegó a Extremadura con muchas carencias afectivas, "era desconfiado y extrovertido", relata. Tras años de convivencia, Antonio habla con emoción del que considera su "hijo a todos los efectos" y considera a sus hermanos y sobrinos como su propia familia.
Una familia que crecerá, si no hay imprevistos, esta semana. Desde Plasencia seguirán, a salvo, lo que ocurra en su país con la invasión rusa y deseando que todo acabe pronto para reencontrarse con aquellos que no han podido marchar.
