Confinamiento en Portugal
El confinamiento ha dado resultados en Portugal, que en las últimas horas registró 49 víctimas por covid-19 y 1.160 nuevos casos, cifras que todavía no animan al Gobierno a levantar las severas restricciones que mantienen el país a medio gas. En total, según el último boletín de la Dirección General de Salud, desde marzo del pasado año Portugal suma 801.746 casos y 16.185 muertos.
El confinamiento, decretado el pasado 15 de enero y endurecido el 31 con el cierre de la frontera con España, ha permitido reducir la mortalidad significativamente -que hoy alcanzó la cifra más baja en cuatro meses- y a aliviar la presión en los hospitales, que mantienen 2.613 ingresados por la pandemia, 536 en cuidados intensivos. Estos resultados han permitido a Portugal pasar de liderar la lista de países con mayor incidencia en Europa a conseguir el menor índice de transmisión del continente, inferior a los 300 casos por cada 100.000 habitantes.
No obstante, el Gobierno está decidido a mantener el confinamiento, el cierre de colegios y las restricciones a determinadas actividades económicas al menos durante dos semanas, hasta el próximo día 16.
Estado de emergencia a debate
La renovación del Estado de Emergencia, que regula el confinamiento, será debatida hoy en el Parlamento, aunque el Gobierno del socialista António Costa tiene asegurada ya su aprobación. Pocas novedades se esperan en la propuesta de Costa, precedida de la polémica por la difusión de un plan de desescalada falso en las redes sociales que obligó al Ejecutivo a un desmentido oficial.
Como telón de fondo, las voces que piden un apertura progresiva y el malestar por los comentarios de algunos ministros que han sugerido que este largo confinamiento se produce porque los portugueses no respetaron las normas durante Navidad. La oposición reclama un plan para la desescalada, los profesores piden medidas de seguridad para la vuelta presencial a los colegios y el propio presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, piensa ya en una vuelta progresiva a la normalidad, pero por fases y basada en "datos objetivos".
Lo único que ha dejado claro el Gobierno socialista portugués, hasta el momento, es que las escuelas serán las primeras en abrir, para que los niños puedan retomar la enseñanza presencial.