La presa de Valdecaballeros se construyó para dar ser servicio a la central nuclear, pero nunca llegó a funcionar. Abastece al municipio y a Castilblanco, y se utiliza para uso ganadero. Sus vecinos no quieren que se derribe.
Desde hace más de 30 años en los terrenos aledaños al embalse pastan ovejas de la cooperativa Villa Pilar, una iniciativa que surgió entre los vecinos de Valdecaballeros cuando se confirmó que la central nuclear no entraría en funcionamiento. José Luis Cortés, presidente de la cooperativa, cuenta que "para evitar el tema de incendios y aprovechamiento de los pastos se formó la cooperativa, unos 50 socios". Y sin el embalse ven muy difícil continuar. "No podríamos dar de beber a toda la ganadería, en concreto nosotros y otros ganaderos también afectados".
Y la única alternativa para seguir con la actividad es muy incierta.: hacer pozos de sondeo para que beban las 3.000 ovejas, y encontrar agua. "Sería un desastre", lamenta un pastor de la zona. Un desastre que podría materializarse en el cierre de la explotación y por lo tanto en la pérdida de sus cuatro puestos de trabajo, si se llegara a demoler la presa.
Otras consecuencias
"Quedarnos sin agua, sin agua potable, porque no captamos agua de otros sitio, solo de allí. Valdecaballeros y Castilblanco están bebiendo de allí". Son algunas de las posibles consecuencias que anuncia el alcalde de Valdecaballeros, Gregorio Rodríguez.
Además, desaparecería también una zona de ocio, con actividades como la pesca, y con un alto valor ambiental con especies protegidas como la cigüeña negra y la nutria.