Después de toda una noche de trabajo, a las ocho de la mañana se ha producido el momento más esperado, el encuentro de la Virgen con su hijo ya resucitado.
Ese ha sido el colofón a una noche mágica en Orellana la Vieja, de buena gastronomía y mucha música, que comenzó el día anterior recogiendo palmeras y yendo al campo a por las ramas.
La fiesta tiene un horario nocturno. Empieza a las cuatro de la madrugada, momento en el que los vecinos salen para ornamentar con con guirnaldas, trenzas, palmas, jaramagos, plantas aromáticas y flores silvestres la Calle Real, el tramo central de la procesión del encuentro entre la Virgen y Jesús Resucitado. Es la 'Enramá de Pascua'.
La otra es la Enramá de Gala. Una prueba de amor que ha ido evolucionando con el tiempo para no discriminar a las mujeres. "Antiguamente eran los hombres los que adornaban la fachada de sus novias o prometidas, pero hoy día ya participan todos", explica el alcalde, Cayetano Ramos. La fachada mejor decorada se lleva, además, un premio del Ayuntamiento.
Terminada la decoración, vecinos y familias se reúnen en torno a unas migas y dulces típicos, como el bollo dormido y las empanadas, para endulzar la espera de la procesión.
Una fiesta entrañable y muy arraigada en la tradición que espera conseguir pronto la declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional.