14 Junio 2021, 10:22
Actualizado 14 Junio 2021, 10:22

La Audiencia Provincial de Cáceres ha condenado a un hombre a 2 años y 5 días de prisión por abusar de su ahijada cuando ésta tenía diez y once años. También le sentencia a 5 años de libertad vigilada y a no comunicarse ni ver a su víctima en 10 años. 

Padrino y ahijada

El padre de la chica ofreció a un íntimo amigo ser el padrino de la niña y éste aceptó. Tan estrecha era esa amistad que el padre de la niña dejaba que ésta se quedase a dormir en la casa del padrino. Al menos, durante los años 2013 y 2014, son tres las ocasiones según considera probado la Audiencia Provincial de Cáceres, en las que este hombre entraba por la noche en la habitación de su ahijada para despertarla y llevarla a otro cuarto de la casa preparado para que le masturbase. 

Además, en la fiesta en la que la niña cumplía 11 años, se la llevó a un garaje y le dijo que le daría su regalo si le hacía una felación. La menor se negó y, en venganza, le pinchó las ruedas del coche a su abusador. Pero no se atrevió a decir nada en su casa.

Tres meses después del cumpleaños de la niña, volvieron a encontrarse en la fiesta del cumpleaños del padre. En un momento, relata la sentencia, se quedaron solos el condenado y la víctima y éste le dijo que tenía "una caja de condones preparada para que ella aprendiera a usarlos" practicando con él. La menor tampoco dijo nada en su casa hasta que tuvo 14 años, en 2017.

De negar a reconocer los hechos

El padrino fue procesado y negó los hechos. Aseguró que era inocente y que todo era un invento de la niña. El fiscal solicitó 6 años de cárcel para él y la defensa de la niña multiplicó esa petición por cinco, hasta los 30 años de prisión. Finalmente, reconoció los hechos y entregó 30.000 euros a la familia para compensar los daños causados a la niña.

Con la atenuante de reparación del daño, la Audiencia Provincial le ha condenado a 2 años y 15 días de prisión y libertad vigilada durante los cinco años posteriores. Además, no podrá comunicarse ni ver a su víctima en 10 años. La sentencia es firme y no cabe recurso alguno contra ella.