Rajadas, podridas o manchadas por el exceso de humedad, son los daños que las intensas lluvias de los últimos días han provocado en la campaña de la cereza. Son muchos los cereceros del norte de la región que ahora se ven obligados a tirar al suelo la mayor parte de su producción. Unas precipitaciones que, por segundo año consecutivo, han llegado en el momento que más daño hacen a un fruto que en estas condiciones no se puede comercializar.
Ante este desastre, ahora los productores reclaman soluciones como la de un seguro que, piden, sea "digno" y les permita compensar las pérdidas.
A falta del balance definitivo, la agrupación de cooperativas del Valle del Jerte estima este año una producción un 20% inferior a la media.