El mejor ejemplo de esa recuperación es que desde hace apenas unos años ha duplicado su población y poco a poco los edificios se han ido rehabilitando. Hay una bodega, la antigua iglesia se ha restaurado como museo y se han habilitado espacios para oficinas que despiertan el interés de todo aquel que quiere venirse a vivir o trabajar a un espacio idílico natural como este.
En el entorno de los regadíos del Alagón se encuentra Pajares de la Rivera. Se levantó a mediados del siglo XX pero al cabo de los años esta pedanía de Riolobos quedó despoblada. Ahora, este pueblo se resiste a morir.
Todos sus edificios quedaron en estado de ruina. Sin embargo, desde unos años las viviendas se han restaurado, y los caminos se han asfaltado. También la iglesia, rehabilitada ahora en un templo de arte o espacios como el antiguo colegio se usan para despachos y oficinas.
Unos espacios que han despertado el interés de empresas y emprendedores para trasladarse a teletrabajar desde aquí. En la actualidad, hay 14 vecinos empadronados, el doble que hace una década.
Una esperanza en la lucha contra la despoblación. Así es Pajares de la Rivera, que pide el apoyo de la administración para seguir creciendo aún más.