Tres familias han comenzado una nueva vida en Siruela, después de cambiar una habitación en Madrid por amplias casas de pueblo. Su llegada ha sido posible gracias a la Fundación Madrina, que trabaja con personas con pocos recursos para realojarlas en zonas rurales. Estas familias, que en conjunto suman diez hijos, han sido recibidas con entusiasmo en un pueblo que forma parte de la llamada "España vaciada", donde la escasez de niños es una preocupación constante.
Roxi, una de las madres recién llegadas, ha compartido su experiencia sobre el proceso de mudanza: "Uno de los requisitos fue el empadronamiento en Madrid, los documentos de todos y el contrato de trabajo". La Fundación Madrina no solo facilitó el traslado, sino que también les proporcionó una compra de comida para el primer mes, asegurando una transición más suave a su nueva vida en Siruela.
Otra de las madres, Casandra, se mostraba aliviada al dejar atrás las difíciles condiciones de vida en la capital: "Vivíamos en un piso de una habitación; somos seis. Fundación Madrina nos dio la oportunidad de venir aquí a un piso de tres habitaciones".
Llegan a la región sin trabajo, pero con muchas ganas de encontrar uno pronto y poder contribuir al crecimiento de municipios como Siruela.