Aprenderán a plantar y tratar los cultivos o las flores, pero también, por ejemplo, a hablar en público o gestionar sus emociones. El programa Crisol, dirigido a desempleados, les aportará formación específica, en este caso en jardinería, para que se hagan hueco en el mercado laboral. Pero también habilidades personales que les hagan más competentes.
15 alumnos, todos ellos de Suerte de Saavedra, han comenzado ya las clases teóricas, con mascarillas y asientos que mantienen la distancia de seguridad. La idea es que, el próximo lunes, comiencen con los trabajos prácticos en su barrio. Ese es el objetivo que completa el programa: que los alumnos se conviertan en motor de cambio de su entorno.
Por eso, durante los seis primeros meses, mejorarán los parques de la barriada; terminarán el huerto del colegio Manuel Pacheco, que se quedó a medias por el confinamiento, y trabajarán en el huerto urbano que mantiene la Asociación de Vecinos. Después, tendrán tres meses de prácticas en empresas. Durante toda la formación, cada alumno - trabajador recibirá una beca de unos 800 euros mensuales.
Otros Crisol
Suerte de Saavedra es la segunda zona de Badajoz en la que se pone en marcha este programa, que depende de la Junta de Extremadura y desarrollan entidades sin ánimo de lucro. Ya se desarrolló en la Margen Derecha con una formación para limpieza de edificios y otra más de jardinería.
Crisol se mantiene también en otras ciudades, todas de más de 20.000 habitantes. La primera fue Cáceres, hace cinco años, y después se fueron sumando Mérida, Villanueva de la Serena, Don Benito y Almendralejo.
Según la directora general de infancia y familia, Carmen Núñez, los índices de inserción laboral que se han alcanzado en algunos de esos programas son del 30 por ciento. Pero, añade, también otro 30 por ciento de los alumnos que deciden retomar sus estudios. "Se recuperan así talentos y se dan oportunidades para la inserción laboral".
Núñez insiste en la importancia de la parte emocional de este programa, que se desarrolla siempre en los barrios más desfavorecidos, y donde el primer paso es captar emocionalmente a los alumnos y motivarles, muchos de ellos jóvenes que han dejado de estudiar.
En su opinión, "Suerte de Saavedra se merece un programa así porque es un ejemplo superación, donde el movimiento asociativo ha hecho un gran trabajo". Por ejemplo, añadía, con su huerto urbano, por eso se ha optado por la jardinería.