Fin a más de diez días de pesadilla. El dueño del piso okupado en Badajoz, en la calle Altozano, respiraba emocionado esta mañana. De madrugada, los okupas que permanecían en su propiedad la abandonaban en un vehículo de la policía. "Ha sido un apoyo brutal. Lo único que puedo decir es gracias a todos los que me han ayudado", relataba Raúl, el dueño del inmueble, a Canal Extremadura.
Este mediodía Raúl ha estado en la vivienda, comprobando cómo ha quedado. "No hay nada, está todo completamente vacío. Han quitado el televisor, no hay nada de los ordenadores de los chicos, no hay ropa, nada, está todo completamente vacío", explicaba el propietario. "Lo que sí que está es el frigorífico, una freidora y el horno".
Ahora está evaluando con el seguro todos los daños y todos los objetos sustraídos. Después, presentará ya una denuncia ante la Policía Nacional.
Horas intensas
La marcha de los okupas se ha producido horas después de la cacerolada que protagonizaron anoche decenas de vecinos de Badajoz. Hoy los ánimos estaban más calmados, y los vecinos se mostraban orgullosos y satisfechos de haberle echado una mano a su compañero de escalera y a los cuatro estudiantes que tenían alquilado el piso.
La comunidad ha pasado unos días muy difíciles, y son muchos los que han cambiado cerraduras y contratado alarmas. Los vecinos se han sentido desprotegidos, no entienden la ley y piden que se cambie.
Su unión y su determinación en la protesta de anoche acabó por doblegar a la pareja que ocupaba ilegalmente el piso, que se fue poco después de la una y media de la madrugada. Según algunos vecinos de la comunidad, se marcharon tras hablar con el dueño de la vivienda y con la mediación de la policía.
Papel clave de la policía
En la cacerolada de anoche se vivieron momentos de tensión. Parte de los manifestantes entraron al portal y trataron de acceder al piso okupado golpeando la puerta. Era la forma de mostrar su indignación, hasta el punto de que la Policía Nacional tuvo que intervenir y desalojar las escaleras y zonas comunes del bloque.
Todo empezó el pasado sábado 10 de septiembre. Los estudiantes que tenían alquilado el piso regresaron de las vacaciones de verano para comenzar el curso en la universidad. Sin embargo, no pudieron entrar al inmueble porque habían cambiado la cerradura y estaba ocupado ilegalmente.