Alburquerque: una historia de condenas, expulsiones y quiebra económica

El ayuntamiento de Alburquerque lleva al menos una década sin ser un consistorio tranquilo. En 2012, su alcalde Ángel Vadillo, que llevaba gobernando desde 1995, fue expulsado del PSOE tras ser condenado por obstrucción a la justicia y amenazas.

La condena quedó en suspenso porque pidió el indulto. Así que en 2015 volvió a ganar las elecciones, esta vez con un partido independiente, al igual que hizo en 1995 y 1999, antes de ingresar en el partido socialista. En 2019 el Gobierno le concedió el indulto solicitado. Le libraba de entrar en prisión, pero le mantenía su inhabilitación política. Así que en las elecciones de ese año, la hasta ahora alcaldesa lideró la candidatura socialista, aunque bajo la sombra de Vadillo. "Este bastón de mando, por justicia democrática, le corresponde a Ángel Vadillo", dijo María Luisa Murillo en su toma de posesión.

Deuda de más de 15 millones

Vadillo terminó contratado como asesor de la alcaldesa y coordinador del Ayuntamiento mientras os problemas económicos han seguido creciendo, con la deuda por encima de los 15 millones de euros, tres veces el presupuesto municipal. Durante este tiempo se han acumulado los impagos a los trabajadores, unos 200. Algunos han llegado a estar más de un año sin cobrar. Ante esta situación, el PSOE también decide expulsar a Murillo del partido en marzo de 2021. "Le pedimos encarecidamente que presente su dimisión de todos los cargos, tanto públicos como orgánicos a la actual alcaldesa y secretaria general Marisa Murillo", le solicitó el secretario general del PSOE en la provincia de Badajoz, Rafael Lemus.
  
Tras esa expulsión, todos los concejales socialistas se van del partido, excepto uno. Después, el constante goteo de dimisiones de concejales afines a la alcaldesa ha terminado dando la mayoría a la oposición.