A punto de terminar el año, los apicultores echan cuentas, hacen balance y aseguran que están ante una de las peores campañas de las últimas décadas. La producción de mieles claras, las que se recoge a finales de primavera, se ha reducido a la mitad con respecto a la media de un año normal.
Y si este dato les parece llamativo, el de la producción de mieles oscuras, las que se recogen a final de verano, han caído un 70%; y del polen tanto seco como fresco se ha recortado un 40%.
Son datos de Asaja Cáceres. Paulino Marco, responsable del sector apícola de esta organización agraria y presidente de la asociación extremeña de apicultores nos ha explicado que esta reducción se debe a múltiples circunstancias, que comenzaron la primavera pasada. La ausencia de lluvia afectó a la floración, dejando de tener néctar. A esto hay que unir el aumento de los costes del gasóleo cuando se hace la trashumancia; y el aumento de los costes para dar de comer a las abejas para mantenerlas hasta el año siguiente.
Desde la Asociación cacereña de Apicultores constatan la mala cosecha de la miel en Extremadura. Alertan de que será imposible vivir del sector en el futuro en estas condiciones. Reclaman a las administraciones ayudas al sector para luchar contra la subida de costes y también para luchar contra la varroa, un insecto que se alimenta de las abejas.
Luis Cortés, secretario general de La Unión, no ha cuantificado económicamente las pérdidas que supondrá esa reducción de la producción a la mitad. Ha recalcado los problemas que surgirán en el futuro por la subida de los costes de producción, la competencia desleal por parte de otros países y esa reducción de la producción. Ha hecho hincapié en que la Unión Europea ha previsto ayudas de 12 millones de euros para Extremadura, que a los apicultores no van a llegar "por la falta de voluntad de la Junta de Extremadura", ha dicho.
Cortés ha avanzado que darán margen a la Junta hasta fin de año para anunciar ayudas a la apicultura. Si no, La Unión prevé convocar protestas en enero.
