6 Octubre 2025, 12:23
Actualizado 6 Octubre 2025, 14:48

Doblan las campanas de la iglesia Santa María Magdalena de Olivenza en señal de luto por la pérdida del expresidente extremeño. Centenares de personas abarrotan el interior del templo y esta céntrica plaza de su localidad natal para darle el último adiós.

Pasadas las once de la mañana se rompe el silencio. Un aplauso infinito recibe a los dos coches fúnebres, uno en el que viajan los restos mortales de Guillermo Fernández Vara y el otro cargado de coronas de flores, entre ellas, una de claveles blancos, enviada por los Reyes de España. 

El féretro ha entrado en la iglesia portado por su hijo, Guillermo, su chófer durante más de una década, Santiago Bote, así como los escoltas y personas de confianza que lo han acompañado durante sus últimos años.

Antes de entrar, el arzobispo de Mérida-Badajoz, le ha dedicado unas palabras en la puerta.  De nuevo aplausos, vivas y comienza la ceremonia oficiada por el arzobispo de la archidiócesis pacense y concelebrada por los obispos de Coria-Cáceres y de Plasencia. Se ha celebrado en la intimidad, sin cámaras, por deseo expreso de la familia. La iglesia se ha quedado pequeña para tantos vecinos y amigos