Ha pasado un siglo desde la visita de Alfonso XIII a las Hurdes y la situación es muy distinta en la comarca: menos habitantes, distintos negocios, turistas y mejores accesos. Sin embargo, continúa siendo un paraíso natural del que disfrutan lugareños y visitantes.
8.000 habitantes en 1922
Lope de Vega ya habló en el siglo XVII de Las Hurdes. Las describía como una comarca habitada por una tribu marginada y casi independiente. Y, más tarde, Buñuel siguió en esta línea en el siglo XX, el mismo en el que Alfonso XIII realizó su primera visita para comprobar que había muchos mitos, pero también carencias. El Rey se encontró con un territorio en el que 8.000 personas tenían que convivir con enfermedades como el bocio o el cretinismo y que no disponían, en muchos casos, de servicios mínimos. "Hizo el patronato, con el centro médico, la guardia civil... Hizo las carreteras y todo, así que toda la gente estaba muy contenta", explica una de las vecinas que con aquellos hilos tejió su infancia. "Es muy diferente. Éramos felices también, pero ahora la vida es mucho mejor", añade.
5.900 habitantes y 1.600 plazas de alojamiento para turistas
Entonces el turismo era prácticamente inexistente, pero ahora la comarca dispone de 1600 plazas de alojamiento para turistas, entre los que se encuentran los de la Hospedería Hurdes Reales, de cuatro estrellas. Aunque en el otro lado de la balanza están el envejecimiento y la despoblación. Entre sus seis municipios no llegan a los 6.000 habitantes. "La gente se va mucho a las ciudades. Hay poca gente por aquí por los pueblos ya. Si se quedara la gente joven... Se están quedando los pueblos muy vacíos", dice uno de los jóvenes de Pinofranqueado.
Pero los que se quedan, tienen claro cuáles son las ventajas de vivir en esta tierra luminosa y acogedora: "A parte de su paisaje, los ríos, el agua y el paraíso natural que es, lo mejor es la gente. La gente es maravillosa", "la vida rural merece la pena y hay que vivirlo. Hay que pasar tiempo aquí y hay que experimentarlo".