Queda casi un trimestre entero para que lleguen las vacaciones, pero el clima no entiende de calendario lectivo y el calor va a asistir a clase sin estar convocado.
“Los colegios no están preparados y eso significa que los niños y niñas van a poder poner menos atención, no prestan atención porque están sudando…Tienen problemas digestivos, de memoria…Todo el sistema involuntario, el que no controlamos, se altera y es muy difícil adaptarse”, explica Juan Carretero, director médico de la Clínica Diana de Mérida.
Difícil adaptarse porque los centros no están pensados para un cambio climático que nos sorprende cada año antes. El curso pasado, el protocolo de la Junta se activó la tercera semana de mayo. Este año, si los centros quieren, pueden avisar ya a la consejería de sus medidas. Si reducen la jornada, eso sí, tienen que avisar también a las familias y garantizar que quienes quieran pueden quedarse durante todo el horario y asistir al comedor.
Las asociaciones de padres y madres de alumnos creen que esa solución señala a quién se queda y que discrimina cuando sus familias no pueden recogerles. Y piensan que sí o sí, la solución pasa por mejorar las instalaciones: “¿por qué? porque no puede depender de la climatología las horas lectivas del calendario. Hay un horario que respetar y que cumplir”, ha declarado Maribel Rangel, presidenta de FREAMPA, la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos y Alumnas de Extremadura.
¿Y dar las clases, como hará Madrid, en patios u otros espacios? Para el sindicato de profesores ANPE, “se trata de situaciones muy puntuales y excepcionales que no se pueden convertir en la solución de Extremadura. Porque estas temperaturas son propias de Extremadura”, ha dicho Ana Bravo, su vicepresidenta, en declaraciones a Extremadura Noticias.
Por su parte, el también sindicato de docentes, PIDE, recomienda a los centros ser ágiles en las decisiones. De lo contrario, llega el calor sin que haya dado tiempo a cumplir con el protocolo con la Junta.