Preocupan en Portugal las fiestas ilegales multitudinarias como la celebrada el pasado 7 de junio en Lagos, en el Algarve, donde participaron cientos de jóvenes y de la que han salido a la luz al menos 90 positivos.
Esto y el aumento de casos en la región de Lisboa y en el Valle del Tajo, donde se concentran, al menos, dos tercios de los nuevos casos diarios de todo el país, ha obligado al gobierno luso a imponer nuevas restricciones.
Restricciones más duras para la zona de Lisboa y más vigilancia policial
Este lunes el gobierno portugués ha aprobado medidas más duras para frenar los rebrotes que se están produciendo. Para la zona metropolitana de Lisboa y sus municipios se prohíben las reuniones de más de 10 personas (en el resto del país es de 20), además los comercios tendrán que cerrar a las ocho de la tarde, a excepción de los restaurantes que podrán ofrecer cenas, y se suspende la venta de bebidas en las áreas de servicio para evitar los botellones.
El Gobierno ya ha anunciado un refuerzo de la vigilancia policial para asegurar el cumplimiento de estas directrices y evitar las improvisadas fiestas, que se han multiplicado en distintos puntos del país durante el fin de semana.
Preocupan los casos en residencias de ancianos
También inquieta, a las autoridades sanitarias portuguesas, los brotes en las residencias de ancianos. 87 casos en las últimas horas en un centro próximo a Lisboa y 63 positivos en Reguengos de Monsaraz, en el Alentejo, cerca de la frontera extremeña con Villanueva del Fresno. De ellos 46 son usuarios y 17 trabajadores. Algunos han sido ingresados en el Hospital de Évora con síntomas leves. Hospital donde por cierto un sanitario ha dado positivo.
El coro de Fátima contagiado
Y desde el Santuario de Fátima han confirmado 16 casos positivos. Todos ellos miembros del coro, que en un principio no habrían tenido contacto directo con los peregrinos. En el país vecino ya son cerca de 40.000 los contagiados y más de 1500 los fallecidos por covid-19 desde que comenzó la pandemia.