Un repartidor de comida rápida pidió un crédito para comprarse un coche hace varios años. Entonces no tenía los 30 años, pero no pudo afrontar las cuotas mensuales ni los gastos diarios para vivir. Gustavo Gómez, su abogado, nos cuenta que entró en crisis, no pudo afrontar el pago y refinanció la deuda "con más préstamos, más tarjetas y más financieras".
Hace dos años comenzó su compleja situación financiera y hace un año se hizo insostenible. Es entonces cuando acudió al abogado para que le ayudara ante las llamadas y cartas de las financieras. Decidió acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad. Explica Gómez que toda persona debe responder a las deudas con sus bienes presentes y futuros, y con este mecanismo, la persona responde solo con sus bienes presentes.
Algo que con la crisis pandémica afecta a más personas. Este repartidor pacense de comida rápida, con 35 años hoy, únicamente podía responder con su nómina y así lo hizo. Entre el crédito y los intereses debía 78.000 euros, una deuda que un juzgado de Badajoz le ha condonado para siempre. El coche fue lo primero que perdió.