En mayo de 2020 la Junta de Extremadura aprobó ayudas por valor de 6 millones de euros para tres plantas de transformación de masa vegetal en pellets. Se iban a ubicar en Moraleja, Caminomorisco y Herrera del Duque, pero dos años después no hay nada construido.
Según el alcalde de Moraleja, Julio César Herrera, la pandemia está detrás de esta parálisis: "han sido unos años tan duros que cualquier inversión se ha visto suspendida o detenida". La ayuda concedida por Junta para la construcción de la planta de Moraleja ya ha expirado, pero en los otros dos casos los promotores han pedido prórrogas para retomar los proyectos más adelante, probablemente a partir de septiembre.
Saturnino Alcázar, alcalde de Herrera del Duque, reconoce que el último contacto que tuvo con los promotores fue el pasado febrero pero se muestra confiando en que la idea se pueda retomar en breve, "los promotores nos han dicho que siguen interesados en la planta y probablemente la de Herrera del Duque será la primera en ponerse en marcha".
Extremadura sólo produce el 1 por ciento de los pellets del país
A pesar de su potencial, Extremadura es una de las comunidades que menos pellets produce en el país, apenas un 1 por ciento, una circunstancia que el presidente de la Asociación española de biomasa (Avebiom), Javier Díez, no cree que vaya a cambiar, por el momento: "no nos consta que próximamente se vayan a construir fábricas de pellets en Extremadura". El responsable de Avebiom explica que la capacidad de producción de las fábricas españolas está por encima de la demanda por lo que no vislumbra nuevas plantas, "la demanda actual de pellets ronda las 800 mil toneladas por año, cuando nuestra capacidad de producción supera los dos millones de toneladas" Sin embargo, el sector del pellets sigue ganando atractivo, en el último año su precio se ha incrementado un 20 por ciento, y el número de calderas instaladas ha subido un 40 por ciento.
De momento, los restos vegetales que se recogen en la región se destinan, fundamentalmente, a plantas incineradoras para generar electricidad. Ahora hay dos funcionando, una en Mérida y otra Miajadas, y hay otras dos en proyecto, en Villasbuenas de Gata y Logrosán. Sin embargo, su peso en el mix energético es muy pequeño, el año pasado la biomasa apenas generó el 1 por ciento de la electricidad producida en la región.