Los actos vandálicos que sufren el mobiliario urbano o el patrimonio histórico de nuestros pueblos y ciudades preocupan cada vez mas a los ayuntamientos extremeños, que se ven obligados a destinar una importante cantidad de dinero para reponer los bienes destrozados. Desde hace tres años Badajoz destina 210.000 euros al mantenimiento de sus fortificaciones y buena parte de ese dinero va destinada a limpiar pintadas. Son el acto vandálico más recurrente, explica el Concejal de Patrimonio, Jaime Mejías.
En los últimos doce meses ha tenido que denunciar ante la Policía Nacional media docena de actos relacionados con pintadas en entornos de la Alcazaba, la muralla o los fuertes y rebellines de la ciudad. "Se trata de pintadas en espacios muy concretos como la Puerta de Carros, o la Puerta del Capitel, en la Alcazaba de Badajoz, o en el entorno del Salto de Caballo, lo que es Puerta Pilar, y en el entorno de la Memoria de Menacho, donde se reúnen grupos de jóvenes que, en ocasiones, atentan contra el patrimonio de la ciudad", señala el responsable municipal de Turismo y Patrimonio Histórico.
Papeleras y contenedores
Además del patrimonio, preocupan también los actos vandálicos que van dirigidos contra el mobiliario urbano. El concejal de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Cáceres, Andrés Licerán, asegura que durante 2021 el coste que supuso reponer el mobiliario urbano destrozado superó los 90.000 euros. Este tipo de actos se centró principalmente en el destrozo de papeleras y la quema de contenedores. "Es más que preocupante, treinta y tres contenedores se quemaron el año pasado y en lo que va de año ya llevamos doce, a lo que se suman 283 papeleras destrozadas en el 2021", apunta.
El concejal cacereño hace un llamamiento a la ciudadanía para que, si ve cómo se realiza alguno de estos actos, avise a la policía, y recuerda que este tipo de actuaciones "las pagamos todos los cacereños y cacereñas".
En ciudades y pueblos
El vandalismo urbano es un problema que afecta a la gran mayoría de los ayuntamientos. También a los de municipios más pequeños como Esparragalejo, que tiene que destinar cada año unos 6.000 euros a reponer todo lo se destroza. Su alcalde, Francisco José Pajuelo, señala que en este caso, el principal problema es la rotura de elementos de propiedad municipal. "Han roto farolas de alumbrado público, vallado perimetral de parques, el tractor municipal lo han roto en varias ocasiones, arrancan los setos en los jardines, papeleras...", explica resignado.
Un coste elevado para un ayuntamiento pequeño que supone dejar de hacer otras cosas para afrontar este gasto porque "con una partida de esa cantidad podemos contratar a una persona a media jornada durante seis meses, es el trabajo de una persona, por ejemplo, una limpiadora durante cuatro horas, así que sí, es importante", señala el alcalde, que añade que se han visto obligados a instalar cámaras de video-vigilancia en los edificios municipales que, al menos, han logrado reducir este tipo de actos.