Las alarmas vuelven a encenderse. La escasez de precipitaciones empieza a ser un problema. Estamos en los últimos días de octubre, uno de los meses con más precipitaciones del año en Extremadura y sólo ha llovido dos días.
La situación más crítica se registra en la cuenca del Guadiana. Los embalses bajan ya del 26% de su capacidad, cuando hace un año estaban al 30%. De hecho, la peor parte se la llevan pantanos como el de La Serena o el del Cíjara, que ahora mismo se encuentran en torno al 13% de capacidad.
Los ayuntamientos de las localidades cercanas a estos embalses, como Talarrubias o Puebla de Alcocer, se muestran preocupados y no descartan que si la situación sigue así, afecte al suministro de agua. De hecho, la falta de lluvias ha provocado descensos significativos semanales en los volúmenes de estos embalses.
En la cuenca del Tajo, los embalses se encuentran a un 45% de capacidad media. El año pasado la cifra se situaba en el 51%. Precisamente a esta cuenca pertenece el embalse del Jerte, que abastece a la ciudad de Plasencia y a la mayoría de los municipios del Valle del Jerte. Desde el ayuntamiento de Plasencia, de momento, aseguran que el suministro está garantizado y confían que las lluvias que caerán durante el fin de semana mejoren la capacidad del mismo.
Otro embalse de la cuenca del Tajo que presenta datos preocupantes es el de Borbollón, situado a 10 kilómetros de Moraleja, ya que se encuentra al 26% de su capacidad.