3 Marzo 2025, 13:42
Actualizado 3 Marzo 2025, 14:35

Extremadura podría contar con hasta cuatro yacimientos de tierras raras, unos minerales estratégicos que están en el centro de la geopolítica mundial y que países como Estados Unidos, Rusia y también la Unión Europea buscan asegurar para el desarrollo de nuevas tecnologías.

Estos elementos, conocidos desde el siglo XVIII, son fundamentales hoy en día para la fabricación de móviles, ordenadores, energías renovables, medicina avanzada y armamento militar. En la región, hay indicios localizados de su presencia en Burguillos del Cerro, Barcarrota, Almendralejo y Alía.

El foco en el Campo Arañuelo y los Ibores

Sin embargo, los mayores esfuerzos de exploración están puestos en otra zona: las comarcas del Campo Arañuelo y los Ibores. Desde agosto del año pasado, una empresa catalana está realizando prospecciones en miles de hectáreas con el objetivo de localizar un yacimiento económicamente viable para su explotación.

En otras zonas de la región como la mina Monchi, situada en la sierra del Cordel, en Burguillos del Cerro, se ha confirmado la presencia de tierras raras. Sin embargo, su extracción no se ha llevado a cabo debido a la baja rentabilidad del yacimiento, un problema que se intenta evitar en las exploraciones en Campo Arañuelo y los Ibores.

Geopolítica y tierras raras: el interés de EE.UU.

La lucha por el control de estos minerales ha puesto en el centro del debate a Ucrania, donde Estados Unidos y otras potencias buscan acceso a estos recursos estratégicos. En este contexto, el interés internacional por tierras raras ha llegado hasta Extremadura, donde el hallazgo de estos elementos ha despertado la atención de la comunidad científica y empresarial.

Uno de los puntos más prometedores es Alía (Cáceres), donde un informe de Recursos Mineros de Extremadura, publicado en 2019 por la Consejería para la Transición Ecológica, confirmó la presencia de monacitas sedimentarias ricas en Europio, un elemento clave en la fabricación de dispositivos electrónicos.

Sin embargo, el Ayuntamiento de Alía desconocía este hallazgo, ya que la Junta de Extremadura es la encargada de conceder los permisos de exploración. Con el creciente interés internacional por estos minerales, la región podría convertirse en un actor clave en la extracción de tierras raras en España.