25 Julio 2025, 12:26
Actualizado 25 Julio 2025, 12:26

Un estudio que han presentado recientemente Greenpeace y Ecodes indica que un tercio de las familias de nuestro país no pueden pagar la temperatura adecuada en sus casas durante el verano. Uno de los factores que explican esa cifra es el alto precio de la energía eléctrica, pero también el "pésimo aislamiento" -indica el informe- del 95% de los hogares, que según esas organizaciones los convierte en "radiadores permanentes". El trabajo se llama "Somos más pobres en verano" y analiza la pobreza energética de las viviendas en los meses de más calor. En invierno nuestro país duplica la media europea energética de pobreza energética, pero en el período estival también es un problema muy grave.

El calor se cuela en casa

En Canal Extremadura, la responsable de Campañas en Greenpeace España ha comentado que a través de cámaras termográficas se han detectado temperaturas de hasta 34 grados en las paredes del interior de esos hogares, y de hasta 48 en los marcos de las ventanas. Por esas vías el calor se cuela en las viviendas de miles de familias. Y las que no pueden permitirse un aparato de aire acondicionado, por el coste que implica su consumo, tienen que soportar la canícula en su ámbito doméstico. María Prado asegura que "muchas de ellas viven en un horno".

aire

Un 33,6% de la población española no puede conseguir la temperatura adecuada en sus hogares durante el verano; en Extremadura, un 36%. Es casi el doble que en invierno, cuando se sitúa en el 17,6%. En el caso estival, ese porcentaje se dispara hasta el 53,3% en familias de nuestro país que están en situación de pobreza energética; en las extremeñas alcanza el 66%. La portavoz de Greenpeace alza la voz para decir que este escenario no es justo, ya que para esos ciudadanos la energía se convierte en un lujo.

Especular sacrificando la calidad

Más de la mitad de las viviendas españolas se construyeron antes de 1981, y por lo tanto carecen de criterios de eficiencia energética. Es más: el actual Código Técnico de Edificación se puso en marcha hace apenas 18 años: en 2007. En opinión de Prado, en él se primó la especulación para reducir la calidad de las condiciones de habitabilidad de nuestras casas. Y aventura que esta situación irá a más, porque cada vez habrá veranos más calurosos.

Un estado de las cosas que tiene efectos negativos sobre la salud. En el plano físico, con sofocos y problemas en la piel y en el sistema cardiovascular. Y en el aspecto mental, con ansiedad, depresión y mal humor que nos llevan incluso a cancelar nuestros planes sociales. Por todo ello, Greenpeace apuesta por una rehabilitación masiva del parque de vivienda. María Prado insiste en que una vivienda digna no es sólo un techo o un cuchitril; debe ser funcional, de calidad y procurar confort térmico. El colectivo exige inversiones para ello, y que en especial se atienda a la población más vulnerable.