2 Marzo 2020, 10:13
Actualizado 14 Enero 2021, 03:28

¿Por qué los niños deben tener juguetes azules y ellas de color rosa? Es la pregunta que un día se plantearon los padres de estos seis hermanos firmes defensores de una educación basada en la igualdad. Esta familia pacense trata de transmitirle ese valor a sus pequeños para que cuando crezcan lo hagan libres e iguales.

El mayor de todos los hijos tiene doce años, se llama Daniel y se ha convertido en un referente para sus hermanos. Tanto es así que reivindica una infancia libre de estereotipos. “Los juguetes son para disfrutarlos. El género no tiene nada que ver con la ilusión de un niño de poder jugar con un juguete” afirma convencido a Extremadura Noticias.

Defiende esa igualdad porque sabe que la batalla del azul o el rosa solo tiene perdedores, de ahí gestos como jugar al fútbol con sus hermanas o ver cómo Jaime, otro de sus hermanos, pasea por el parque la sillita de juguete. Un trabajo compartido y lleno de gestos para evitar la discriminación.

Para Julia es algo normal compartir horas y horas de juego con sus hermanos, con la pelota, los coches, las carreras o las muñecas. “Me gusta el fútbol porque corro mucho y marco en la portería” afirma mientras su hermano Jaime defiende que “las chicas o los chicos valen lo mismo”.

 

Los padres, volcados con la igualdad

Este esperanzador caso tiene dos artífices y se llaman Sonsoles y Alberto, los padres de estos seis hermanos que tratan de escapar de cualquier tópico relacionado con las desigualdades de género. “Yo creo que la sociedad lo tiene bastante impuesto. Lo ves en anuncios, en tiendas… siempre el azul para los niños y el rosa para las niñas” lamenta Sonsoles. Mientras, Alberto, el padre, es tajante: “Si una de mis hijas quiere ser herrera buscaré al mejor herrero de Badajoz para que le enseñe la profesión”.

Sin embargo, la brecha de género y la desigualdad presente en cada ámbito de la vida no escapa a los ojos de los más pequeños. “Que el género no importa para nada laboralmente ni para ninguna otra cosa. Que si una mujer quiere ser bombero o algo que sea más visto de hombre, pues que lo sea”, subraya Daniel.

 

Desaprender para volver a aprender

El caso de esta familia numerosa y en particular el de Daniel, el hijo mayor, llama la atención de Marián Barrero, Pedagoga, pues no duda en señalar que es de las pocas personas que nos podemos encontrar con este criterio. Profesionales como ella analizan esta esta lucha con esperanza y con el deseo de alcanzar la igualdad real basada en la educación. Un proceso en el que es vital desaprender para volver a aprender. “No es que se marquen a los menores desde el minuto en el que nacen. Tenemos que plantearnos nuestra propia deconstrucción. Si no partimos desde ahí poco vamos a poder enseñar”.

 

 

TEXTO: Arturo Chaves

IMAGEN: Héctor Girón / José Miguel Cantos