Las lluvias de la borrasca Aline están barriendo nuestra región de oeste a este, y serán más copiosas en la provincia de Cáceres. Un agua muy bienvenida en el campo, tan necesitado de ella, por esta sequía que dura ya dos años. Beneficiará al engorde de las olivas, la montanera y la recuperación de los acuíferos. No obstante, el viento puede tirar las aceitunas de algún olivar si las rachas son muy fuertes y prolongadas.
Confiando en que las precipitaciones no sean torrenciales, las organizaciones agrarias vaticinan que este agua será muy bien acogida por los cultivos permanentes y el cereal de invierno. Luis Cortés, de La Unión, explica por qué las precipitaciones van a ser tan beneficiosas para el olivar. Juan Moreno, de COAG, también destaca sus efectos en la ganadería al crecer el pasto y en la montanera, entre otras producciones.
Juan Metidieri, de Apag, por su parte, alerta del riesgo que tienen las fuertes rachas de viento. Con todo, estas lluvias mojarán la tierra dejándola preparada para la sementera y empezarán a notarse en los acuíferos.