La falta de agua es sinónimo de pérdidas... y no sólo en el campo, también a orillas de uno de los embalses más grandes de Extremadura como el de Orellana.
Algunos chiringuitos han notado pérdidas de hasta un 30% el año pasado
Algunos chiringuitos aseguran que la sequía les ha hecho perder clientela. Llevan ya varias temporadas notando menos ventas, hasta un 30% menos el año pasado. "Las familias a lo mejor no vienen porque el cauce está bastante bajo y prefieren estar en piscinas o en la costa", explican en estos establecimientos.
Una circunstancia que les obliga a echar muchas cuentas para poder continuar funcionando. Sin embargo los malabares no son suficientes en otras ocasiones y hay algunos que han tenido que echar el cierre.