En muchas residencias privadas la situación económica está siendo difícil. Han tenido que hacer un esfuerzo extra y no se generan ya los mismos ingresos. Es el caso de la residencia Nuestra Señora del Buen Suceso de Castuera. Privada, se ha visto obligada a aplicar un ERTE a toda la plantilla.
Es su primera crisis desde hace 30 años. Abrió sus puertas en los años 90 y es la primera vez que llama a su situación financiera "inviable". El 1 de enero entró un brote en la residencia que ha durado dos meses y ha provocado 12 muertes. Tiene 17 camas vacías, Sanidad les obliga a mantener cinco sin ocupar para preservar posibles cuarentenas. Sólo tiene ocupado el 65% de su capacidad. Antonio Romero es su director. "No queremos dinero, queremos abuelos".
"No queremos dinero, queremos abuelos".
Es así de claro. No se han planteado cerrar, pero han reducido en tres personas su plantilla y a los 19 restantes les han aplicado un ERTE del 10% de su jornada. "No podemos aplicar más porque hay una serie de servicios que cumplir".
Impacto económico más grande en residencias pequeñas
No es la situación generalizada de las residencias privadas extremeñas. La asociación que les representa, Asorex, resalta que el impacto económico de una plaza vacía es más grande en residencias pequeñas, pero que casi todas resisten. Gonzalo Hernández es su vicepresidente. "Las residencias durante la pandemia nos hemos volcado con los recursos que hemos puesto para proteger a trabajadores y residentes".
"Las residencias durante la pandemia nos hemos volcado con los recursos que hemos puesto para proteger a trabajadores y residentes".
Nos recuerda además que ya se pueden hacer ingresos si no hay brotes y las dos dosis de vacuna están puestas. Es el caso de Castuera, que este viernes finaliza su proceso de vacunación. En Extremadura, se ha destruido en un año 123 puestos de trabajo en residencias, es el 2,5% del total.