Los balnearios extremeños y sus establecimientos hosteleros vinculados aportaban a las arcas públicas de la región unos 24 millones de euros anuales. Sin embargo, el covid-19 y la suspensión del programa de termalismo de IMSERSO tienen paralizado al sector. Las seis instalaciones que están homologadas en la región están cerradas (Baños de Montemayor, Alange, Fuentes del Trampal, El Salugral (Hervás), El Raposo y el Balneario de Valle del Jerte) y no hay un horizonte claro que permita tener esperanza, según reconoce Carlos Yubero, presidente de la Asociación de Balnerarios de Extremadura: "La situación es caótica y la facturación, cero"
"La situación es caótica y la facturación cero"
Antes de la pandemia, el sector daba empleo directo a más de 400 personas; ahora apenas pueden mantener a unas 20. Muchos eran empleos temporales, trabajadores eventuales como masajistas, fisioterapeutas o esteticistas que han sido despedidos, y otros están en ERTE.
El otro impacto es el turístico. Extremadura recibía unos 30.000 visitantes cada temporada con una estancia media de unos diez días. "No es el turista de fin de semana", incide Yubero. Clientes que buscan nuestras aguas mineromedicionales certificadas, indicadas para diversas patologías.
A pesar del anuncio por el gobierno central de la posible vuelta del programa de Termalismo del IMSERSO en septiembre, los Balnearios de la región esperan abrir ya en mayo. Aunque principalmente su público es senior, ofrecerán estancias más cortas de fin semana por ejemplo para todos aquellos que apuesten por el turismo de Salud y Bienestar.