Se le conoce comúnmente como mosquito, pero se trata en realidad de un jejenes, el 'culicoides', que es mucho más pequeño. Es el responsable de transmitir la enfermedad de la lengua azul. Una enfermedad que no se contagia entre animales, sólo si el insecto infectado los pica.
La mayor actividad del mosquito se produce durante el verano y principios del otoño, pero si las temperaturas y la humedad son favorables, y en Extremadura lo son, este insecto puede perdurar todo el invierno. Y con él, el virus. Lo explica el profesor de patología infecciosa de la Universidad de Extremadura, Joaquín Rey. "Si nosotros tenemos una temperatura que no baje de los cinco grados, esos mosquitos en determinadas zonas, si son zonas cálidas, pueden pervivir y mantener la infección durante bastante tiempo".
"Si la temperatura no baja de los cinco grados, esos mosquitos (...) pueden pervivir y mantener la infección durante bastante tiempo"
Además el insecto puede recorrer miles de kilómetros dependiendo del viento. Por eso, y hasta que lleguen las vacunas, lo más eficaz es la desinsectación y el aislamiento de los animales para frenar la propagación.
Hay que acostumbrarse a convivir con esta infección, dice el profesor Joaquín Rey y, añade, que la mejor manera de enfrentarla será adelantarse a los brotes. Para ello lo fundamental es estudiar los serotipos para preverlos y prevenirlos así con la vacunación.